Es sobre todo una cuestión de tamaño. Y la corriente del río estorba, por supuesto: el viento hace su trabajo mejor en aguas tranquilas.
Los oceanógrafos lo llaman ir a buscar la extensión de la superficie de una masa de agua (ya sea un océano, un río o un lago) sobre la que sopla un viento dado en una dirección casi constante. El tamaño de las olas que el viento es capaz de formar aumenta con el ancho del fetch hasta una longitud de 1600 km (a partir de ahí, aumentar el fetch no significa necesariamente olas más grandes).
Ríos muy grandes y serenos -como el Río de la Plata, que separa Argentina de Uruguay y tiene 220 km de ancho en su desembocadura en el Atlántico- tienen sus olas, aunque no sean muy vistosas (el Ministerio de Turismo de Uruguay insiste en que después de tormentas fuertes se puede surfear en Montevideo).
En la desembocadura del río Araguari, en Amapá, era común el fenómeno Pororoca, en el que se formaban olas gracias al encuentro con las aguas del Atlántico y permanecían durante decenas de kilómetros. Los surfistas que se han aventurado allí podría permanecer en la parte superior de la tabla hasta por media hora.
En los últimos años, sin embargo, la actividad ganadera (especialmente la cría de búfalos) ha terminado creando acequias y canales que agotado el curso del río y disipó el fenómeno. Pese a todo, los surfistas siguen recorriendo la región norte en busca de otros pororocas.
Pregunta de @guilhermelvalerio, vía Instagram
«Pionero de la cerveza aficionado. Pensador amistoso. Orgulloso nerd de la música. Amante de la comida. Geek de las redes sociales».
More Stories
La EHTL lleva a sus clientes al partido del Corintios
Entur Summit lanza IT Conecta espacio para networking
IFAC lleva Circuito de Ciencias a escuelas rurales y capitalinas — IFAC Instituto Federal do Acre