«¿No deberíamos ralentizar la inteligencia artificial, imagina que hace 30 años a alguien se le dijo que suspendiera Internet?»

Fue en 1993 cuando Gil Schwed pasó a la historia como el padre del moderno cortafuegos, que filtra el tráfico de redes y ordenadores en Internet. Los registros históricos dicen que la Web era escasa para la mayoría de las personas, pero el prototipo detectó un intento de robo. Para Shwed, esto fue la confirmación del descubrimiento de un punto de acceso para ser explorado por Check Point. Con sede en Tel Aviv y cotizada en Nueva York, la empresa tiene una facturación de 2.100 millones de euros y más de 100.000 clientes comerciales, así como «millones» de clientes individuales. Schwed es un visitante frecuente de la lista de los más ricos de Forbes, pero niega estar al servicio de funcionarios. Garantiza que «no grabamos lo que pasa en el tráfico».

Los cortafuegos estadounidenses no han impedido que otras agencias de inteligencia espíen una parte del mundo. ¿Estás seguro de que funcionan bien?
Muchas de estas cosas no pasan por cortafuegos… Como marca de seguridad cibernética, tratamos de lidiar con este tipo de cosas y no evitamos la responsabilidad. La interceptación generalmente no se realiza a través de un firewall, sino instalando un software en una computadora o teléfono móvil para interceptar las comunicaciones. Un cortafuegos puede ayudar en algunos de estos casos, ya que este programa intentará comunicarse con otros programas que lo controlan (que están en algún lugar de Internet) y el cortafuegos puede detectar e interrumpir esta comunicación. Tenemos sistemas que ejecutan y monitorean el tráfico en vulnerabilidades conocidas. Cuando detectamos actividad maliciosa, la bloqueamos.

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