Las gemelas Ana Cristina y Ana Paula, de 43 años, se enamoraron de Argentina en 1986 cuando, con seis años, su abuela les regaló un folleto con el escudo de la selección. Pensaron que Maradona era genial y que los colores azul y blanco eran hermosos. Las cuarulenses ya disfrutaban del fútbol, pero en 1990, a los diez años, su simpatía por el color y el ídolo se transformó en una verdadera adoración por la Argentina y todo lo que el país abarca.
Desde entonces, no ha apoyado a Brasil «ni ha jugado contra Chechenia, un azar del sur». El corazón de las gemelas es azul y blanco porque Ana Cristina tiene un trato con su jefe. Cuando libera al personal de recursos humanos para ver los partidos en Brasil, trabaja sola. Sin embargo, cuando Argentina sale a la cancha, todos trabajan: menos Ana Cristina.
Aunque Maradona era el máximo ídolo de los que llegaron con el equipo en 1990, Ana Cristina tiene un interés platónico en el portero tercero, Sergio Goicochia, que sustituyó al titular Neri Alberto, que se rompió la pierna en el primer partido de Argentina. «Estaba tan obsesionado con Goycochea que lo seguí hasta Argentina. Su esposa se llama Ana, y yo diría Ana», dice.
Ana Cristina lideró a su hermana Ana Paula en el apoyo a sus hermanos. Mientras jugaba Goycochea —jugó en el Internacional en 1995— el corazón de Ana Cristina todavía estaba desgarrado. Ella apoya y ama las carreras. corintios, pero el Inter le hizo un hueco en el pecho. «Grababa VHS cada vez que aparecía en la televisión. Presionaba REC cuando entraba y pausaba cuando salía», se ríe.
Ambos son de Guarulhos. A los 16 años, los dos recibieron un viaje especial de su madre: fueron a Buenos Aires por primera vez. Primero de muchos. En La Pomponera aprovecharon un pequeño espacio entre la grada y el césped para escapar. Cuando entraron en el prado, no pudieron contener las lágrimas. Ambos rompieron a llorar.
Las gemelas Ana Cristina y Ana Paula, de 43 años, son simpatizantes de Argentina
Foto: Rogerio Fernandes/UOL
Ana Paula participa en un grupo de Whatsapp exclusivo para fans brasileñas de Argentina. Ana Cristina se separa de su primer marido casi cada cuatro años. Siempre que había una Copa del Mundo, estallaban peleas: no podía con el hecho de que apoyaba a Argentina. «Tuvimos un divorcio a intervalos». El hijo mayor de 21 años, aunque mantuvo a sus hermanos para complacer a su madre, no heredó la pasión. Sin embargo, el más joven, que tiene cinco años, nunca ve un partido sin usar la túnica sagrada. Messi🇧🇷 «Él sabe cuál es la bandera argentina, no sabe cuál es la bandera brasileña. Mi mamá se enoja mucho», se ríe Ana Cristina.
Ana Cristina enfrenta miradas agresivas cuando usa una de las siete camisetas argentinas que guarda en casa para salir a la calle. Una vez, un hombre golpeó una ventana del metro en un intento de intimidarlo durante la Copa del Mundo. “Yo no tengo miedo. Los que aprenden a tratar con mi afición”.
