«Soy honesta», dijo Estella Registrar, de 51 años, de Argentina, defendiendo a un abogado. Ayer anunció su renuncia voluntariamente. Esto no es suficiente, renunciarás.
Llegó a la Cámara Argentina hace tres años, fue elegido por la provincia de Coriandus, donde fue presidente regional del radical Partido Unión Cívica.
La UCR es una de las organizaciones políticas más tradicionales. Cumplirá 130 años en junio con una historia que ha afectado la vida argentina, desde la reforma educativa de principios del siglo pasado hasta la modernización del sistema educativo universitario, pasando por la reconstrucción democrática en las ruinas de la guerra perdida en Malvinas (1982). .
La subcultura del cilantro desarrolla el gusto por la corrupción en la era de las redes sociales. Fue ultraconservadora en su reciente debate legislativo sobre el derecho al aborto. Al defender la prohibición, se sumergió en la irracionalidad y terminó comparando a las mujeres embarazadas con las perras («Predicted Feroz»).
Esta semana apareció en una extraordinaria edición argentina: «Lo mío es mío», dijo en conversaciones, cuando exigió que la mitad de su sueldo sea devuelto al personal de la oficina de su cámara. Advirtió que las diferencias de opinión serían castigadas si se desestimaban.
En Argentina, las brechas parlamentarias son nuevas. El diputado pudo haberse inspirado en una práctica conocida en la legislatura brasileña que está muy extendida en la legislatura del estado de Río, donde dos decenas de legisladores están siendo investigados por malversación de sueldos del personal y malversación de dinero público (fraude).
El Registro de Estella eliminó las grietas de la imagen de la singularidad política brasileña. Ahora es del Mercosur.
«Emprendedor exasperantemente humilde. Ávido practicante del tocino. Evangelista general del café».
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