UFMG – Universidad Federal de Minas Gerais

La importancia de la cultura como elemento constitutivo de las sociedades y su relación con los derechos humanos fue discutida por la profesora emérita de la Universidad de São Paulo (USP) y ex coordinadora del Museo de Arte de São Paulo (Masp), Teixeira Coelho. En la presentación que dio inicio al Seminario Internacional sobre el Derecho a la Cultura, el profesor subrayó que la función de la cultura es “convivir humanamente” y que la tecnología la transforma como ninguna otra herramienta podría hacerlo.

“Cuando los artistas del Renacimiento inventaron el lienzo de tela, en el que era posible pintar al óleo, fue una gran innovación tecnológica. La tecnología siempre cambiará la cultura y, por lo tanto, los derechos culturales y la política también se pondrán en práctica. La cultura es responsable de construir nuestra realidad ”, dijo Coelho.

El profesor inició su presentación destacando las tres épocas culturales que ya han existido en la humanidad. Según él, el primero estuvo marcado por la promoción y acceso a bienes culturales entonces existentes y que se ubicaban cerca de las personas. Ocurrió al inicio de la Revolución Francesa, cuando la burguesía llegó al poder y, obras de arte que antes estaban reservadas a la corte, se volvieron accesibles a otras franjas de la población.

La segunda era, según Teixeira Coelho, se caracterizó por el intento de expandir, mediante el estímulo y el apoyo, la creación de arte y cultura que aún no existían. Finalmente, la tercera era concierne a una cultura lejana, es decir que no es física, sino virtual. “Así es como las nuevas tecnologías están transformando la cultura y destacando la necesidad de nuevas políticas culturales. Aquí vemos una asimetría en el acceso a la información y los bienes culturales, además de convertir nuestra atención en una mercancía ”, dijo.

Tres fases
Teixeira Coelho enfatizó que la producción cultural es un proceso que tiene tres fases: producción, distribución e intercambio. Las políticas culturales, ejercidas por los servicios municipales y estatales, tienen la función de actuar en estas tres fases. Una de estas acciones sería tomar medidas de incentivo, como el bono cultural, que se puede entregar en la fase de “canje”.

“El intercambio es cuando la persona paga para tener acceso a la cultura, ya sea para comprar un libro o una entrada al cine o al museo. El chequeo cultural es solo un ejemplo de la posibilidad de representación de las esferas públicas, pero la gestión cultural es mucho más difícil e involucra a muchos más agentes y pasos que eso ”, explica el profesor.

La decana Sandra Regina Goulart Almeida destacó que las políticas públicas culturales son importantes porque “hablar de cultura es hablar de democracia, libertad de expresión y derechos humanos. El espacio cultural ha sufrido mucho por la pandemia, de ahí la urgencia de poder concebirlo como una política de Estado, integrada en nuestras actividades.

Esta afirmación fue corroborada por el rector Enrique Mamarella, de la Universidad Nacional de la Costa, Argentina, quien preside la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo (AUGM). “La cultura es un espacio de lucha, es una forma de interpretación y acceso a la ciudad, una forma de intervenir en el espacio público, de construir entidades sociales. Una sociedad fragmentada como la que vivimos hoy debe hablar de culturas, en plural, porque hay múltiples formas de intervenir en el espacio público, respetando el pluralismo, las diferencias y la diversidad ”, declaró.

El profesor agregó que es fundamental que investigadores, gestores y agentes culturales latinoamericanos discutan la implementación de la cultura a través de políticas públicas. “El contexto actual trae nuevos desafíos. Hoy persisten grandes desigualdades y convulsiones sociales, además de discursos que amenazan la diversidad, ya que la cultura hegemónica acaba violando los derechos humanos. El patrimonio cultural material e inmaterial refleja la riqueza de los pueblos ”, concluyó el presidente de la AUGM.